El cerebro de un niño puede formar nuevas conexiones neuronales en las primeras etapas de la infancia como resultado de nuevas experiencias y aprendizajes.
La intervención temprana en la educación de un bebé supone "entrenar" y activar el cerebro en la coyuntura crucial en que el bebé empieza a moverse, hablar e investigar el mundo de forma independiente. Sin embargo, la educación temprana también ayuda al niño a entender cómo aprender, lo que significa que maximiza su experiencia de aprendizaje y adquiere nuevas habilidades útiles para interactuar con su entorno.
Los programas de estimulación temprana mejoran el desarrollo psicomotor del niño, aumentan su sentido de la autonomía personal, ayudan al desarrollo del lenguaje y la comunicación y fortalecen su capacidad para interactuar con su entorno social y físico.
A continuación, se enumeran las ventajas de la estimulación temprana para nuestros hijos:
- Aumenta la capacidad de concentración, memoria y creatividad del niño, tres habilidades esenciales para el éxito del aprendizaje.
- Mejora sus habilidades motrices. Es importante recordar que el lenguaje y las habilidades motoras coexisten durante el neurodesarrollo.
- Contribuye a la adquisición del lenguaje al facilitar la mejora de la articulación del habla, la expresión y comprensión orales y la retención del vocabulario.
- Fomenta la exploración y el aprendizaje en el niño y, lo que es más importante, hace que el aprendizaje le resulte agradable.
- Sienta las bases de un horario de trabajo que facilitará su transición al nivel escolar. El pequeño aprenderá y cuidará de sí mismo con mucha mayor independencia.
- Favorece la fuerte adaptación del niño al entorno y sus habilidades sociales (empatía, asertividad, convivencia, etc.).
- Sobre todo, refuerza la autoestima de uno mismo.